la carretera está despejada
viernes, 20 de diciembre de 2013
"me quedan 69 céntimos para acabar la semana"
Parece que todo está bien. Un día soleado.
Dos mujeres que se saludan. "¿Y cómo va?", dice una. "Me
quedan 69 céntimos para acabar la semana", contesta la otra. No van mal
vestidas. Hablan con calma. Sonríen y se miran. Un gesto ambiguo. Hay que
tomárselo con filosofía. Dos palabras más y se despiden. Continúan su camino.
Hoy es viernes. A mí no me han visto. Estaba fotografiando el solar. Ellas
aparecen, se erigen en protagonistas y desaparecen. Quedan sus palabras. Quedan
sus miradas. Soy un testigo incómodo. Otras mujeres cruzan por la acera. ¿Por
qué nunca escuchan esto los políticos? ¿O los banqueros? Ellos van en
coche. No pisan la calle. Desde lejos son sólo dos mujeres que se paran un
momento a saludarse... ¿Desde lejos? No. Con unos metros bastan. Es muy fácil
no enterarse de lo que pasa. Es muy fácil pensar que todo está bien, como
siempre. Una mañana soleada. Un fin de semana por delante...
paternidad responsable
Un padre siempre está pendiente de sus
hijos. Se habla mucho de ser madre. Pero… ¿Y ser padre, dónde queda? Antes,
mejor o peor, las cosas estaban más claras. Un padre ocupaba siempre el segundo
lugar. La madre era el ser primario, el padre gravitaba a su alrededor,
aparecía y desaparecía. Su opinión se reservaba para los “asuntos más serios”.
¿Y hoy? ¿Cuál es el lugar del padre hoy?
Aquí tenemos un padre. Vigila de cerca.
Pero nunca demasiado cerca. ¿Se puede proteger sin agobiar? ¿Se puede enseñar
sin equivocarse? ¿Qué hará cuando su hijo se pelee con otro? ¿Cuándo se caiga y
se haga una herida en la rodilla? Un padre no deja de hacerse preguntas. La
madre le lleva siglos de ventaja. Él viene de la oficina y el bar, de la
carretera y el almacén. Ahora le toca toca la casa y los niños. Tendrá que ser
rápido y no titubear. Un padre mira al mar mientras los niños juegan. Y piensa…
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