martes, 3 de noviembre de 2015















Este ha sido un verano de tormentas. A veces el tiempo exterior corre parejo al tiempo interior. Hay lluvia, truenos y relámpagos dentro y fuera. Los recuerdos se empapan. Hay cosas valiosas corriendo asustadas  y tratando de ponerse a salvo. Y uno no puede hacer nada, nada más que dejarse mojar y rezar para que los rayos caigan lejos. Otras veces dentro todo es luz y calor, aunque fuera corra un viento fresco y empuje nubes negras y espesas como la lluvia que caerá de un momento a otro. En cualquier caso, dentro y fuera, la vida sigue. Cada mañana empieza un mundo nuevo. Cada noche muere un siglo. Los veranos de tormenta también son veranos.




viernes, 28 de agosto de 2015




la tarde entera/la tarde eterna, 1-2































la reina y su paje visitan la piscina, 1












mañana volverá la tormenta, 1-6


























Momentos que merecen ser salvados. Esas verbenas de Dolmen. Al final de la noche, cuando se ponían las chupas de cuero y gritaban: "Ahora vamos a tocar algo nuestro". Esos extraños regresos en coches inmundos, en autobuses fantasmales, todos dormidos menos yo, soledad desterrada, la mente amordazada, emociones despertadas, sin miedo, tan lejos de casa y de los horrores cotidianos...
Momentos que deben ser salvados. El destello en las miradas de ellas, la palabra exacta que cierra el arco, soledad y silencio cuando no huelen a muerte. Momentos que deben ser salvados. Un tren que avanza lento y cruza una frontera, un tren que lleva a otro tren que lleva a otro tren, cuando aún es pronto y uno no sabe que la partida se pierde por miedo al triunfo. Ese miedo agazapado que me espera en los papeles. 
Pero no hoy.
Momentos que deben ser salvados. La pregunta de un niño que no pide respuesta. Esa vela consumida en las noches de tormenta, generación tras generación, memoria tras memoria. Esa vida perdida y reencontrada cuando uno lleva otro nombre y soledad y silencio son el traje limpio de la muerte. En esta noche larga, acosado por la música hostil, un recuerdo viene a salvarme. Como la lluvia inesperada y oportuna que apaga el ruido. Como un soplo de aire en un pulmón acristalado. 
Momentos que deben ser salvados. Momentos que aún alumbran a lo lejos, que señalan vida en los montes oscuros de la nostalgia. Despertar era entonces algo tan fácil. Abrir los ojos y oler la aventura como quien huele el pan recién hecho. Este miedo astuto que me espera en los papeles ha dejado escapar un hilo de luz. Momentos perdidos que me llevarán a un cuerpo cálido y conocido. Refugio seguro para una sola noche.